La cima creativa de la banda llegaba en 1987 con este album. Pero con el no hablamos de la mejor colección de canciones del grupo, estamos ante uno de lo mejores albumes en la historia de este país. Un disco atemporal, una obra concebida para amar, un album con sonoridades tan variadas como compacta en su conjunto. Tras dos discos anteriores donde el grupo había ido coleccionando algunos temas realmente importantes, faltaba ese todo, redondear de cabo a rabo la obra. Aquí lo consiguen de una forma extraordinaria, dejaban atrás los sonidos mas anglosajones, y abrazaban otros ritmos. Perpetraban una colección de canciones donde no faltaba nada, por aquí pasea el blues, la salsa, el pop, reggae, rock, rumba. Cada canción es un viaje en si mismo, donde las letras han subido un peldaño en composición. Todo esto quedó registrado en Nueva York, en los estudios Sigma Sounds, producido por ellos mismos junto a Joe Dworniak (posteriormente ha producido a gente como Paul McCartney, Kiko Veneno). La banda quería una grabación pura, y para ello usaron la menor tecnología posible, para obtener un disco sin arificios, directo y cálido. Daniel Ponce era contratado para los metales, y para la sección de vientos, los encargados fueron The Uptown Horns Crispin Cioe, que venían colaborando con Tom Waits. La banda había pasado de ser un grupo conocido y con cierta popularidad, a jugar en la liga de los mas grandes. Habían entrado en el olimpo, para seguir ahí durante los siguientes años. Con el tiempo este disco fue como el pistoletazo de salida para numerosas bandas, que seguirían sus pasos en cuanto a ritmos. Un album que tiene su hueco en la historia de la música, el "Santo Grial" del rock español.
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