Tras todos estos años bajo el manto de Aerosmith. O tras su creación a principios de los 80 de su The Joe Perry Proyect hasta la vuelta a su banda madre, JOE PERRY editaba en 2005 su primer disco en solitario. El homónimo disco es sin duda una liberación para el excepcional (y poco reconocido) guitarrista. Aquí puede hacer por fin lo que le de la gana (aunque ya lo hiciera tras su "paréntisis" con la banda de Boston). Ya no tiene que rendir cuentas a nadie, y nos entregaba un disco de puro hard rock, con una buena dosis de blues bajo esa capa. Lo que es sin duda la gran pasión de Perry. Esos viejos bluesman más la corriente tipo Yardbirds que venían de Inglaterra. El álbum es una bocanada de aire fresco para el guitarrista, muy encorsetado en los últimos años por un dinosaurio en pleno declive como está siendo Aerosmith. Temas enérgicos donde Perry hace temblar su guitarra, con riffs vibrantes y llenos de pasión. La comercialidad casi no tiene rastro en todo el disco, aunque en un par de temas peca de esto mismo. Incluido una versión de The Doors bastante prescindible. La sombra de Aerosmith es muy alargada, pero Perry sabe llevársela a su terreno. Que no es otro que la pasión que siempre ha demostrado por el blues. Este tipo de música es la que debería estar grabando hoy día la banda de Boston, pero claro, algo tan crudo como este disco nada tendría que hacer en las listas de ventas. Un primer paso que es todo un acierto para Perry. Un álbum muy disfrutable para los que admiramos a este hombre.
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